Solange Forêt
PHOTOGRAPHIE
Can Ricart o la batalla contra el olvido.
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Can Ricart, ese antiguo complejo fabril ubicado en el barrio popular y obrero del Poblenou, donde convivieron hasta el 2006, 34 talleres y 250 trabajadores. Si hoy ofrece la visión de un inmenso terreno abandonado al derrumbe, podría bien ser a consecuencia de la gestión desastrosa de su reconversión urbanística.
Propiedad de la familia Ricart, habitualmente referida al Marqués de Santa Isabel, el recinto del siglo XIX, único por su sistema de construcción, ve su apacible curso puesto patas arriba en el 2005. El plan urbanístico 22@ recalifica su suelo industrial a edificable, lo que otorga a su propietario la posibilidad de construir hoteles, viviendas: ¡una ganga en plena burbuja inmobiliaria!
Tras una intensa lucha de casi dos años aliando a trabajadores, artistas, asociaciones de vecinos y activistas, el recinto fue poco a poco vaciado, a veces por la fuerza. A pesar de las barricadas, a pesar de las propuestas de uso alternativo.
Can Ricart se convirtió entonces en el símbolo de uno de los conflictos urbanos de Barcelona los más destacados. Y sus antiguos trabajadores, en “daños colaterales”. Diez años después del último desalojo, los “damnificados” abren el baúl de los recuerdos: un testimonio vibrante sobre precariedad, injusticia y esperanzas.
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